Mil maneras de ocultarse tras máscaras y maquillajes traicioneros, hermosos tal vez, embriagadores como el mejor de los perfumes, gentiles y pervesos...¿a cambio de qué?
Beneficios a corto plazo, conductas que nos hacen sentir importantes (tal vez porque no lo somos) y ocultar, tras ensayados y manipulados disfraces, nuestras propias frustraciones. ¡Qué lástima! Gentuza a quienes no les gusta como son y aparentan ser lo que los demás esperan de ellas perdiéndose en su propia personalidad que se difumina con el tiempo, acaban por olvidarla y ya no saben quienes son. Es-pejismos que tarde o temprano se des-pejan, se esclarecen y los que lo observamos y nos damos cuenta nos partimos de risa al advertir las fantocherías que algunos son capaces de inventarse para atraer a su público, a una presa o a sí mismos, víctimas de su propio engaño.
Es Carnaval... días de fantasía y cierto glamour, nos cubrimos para gustar o no, pero siempre nos gusta que reconozcan la "gracia" de nuestro disfraz sin que nos reconozcan a nosotros mismos... Días y noches de risas, diversión, luces y color por todas partes... Y todo se acaba...
Se despierta el bien y el mal, la zorra pobre vuelve a su portal, la zorra rica a su rosal y el avaro a sus divisas -como diría Serrat-. Y nos quitamos el disfraz (o nos lo quitan) quedando al descubierto tal como somos, sin colorantes ni conservantes -como diría una amigo mío-, algunos mostrando su autenticidad y "maneras de vivir" con valentía... otros simplemente escondiéndose en la barra de cualquier bar, ocultando sus miserias y mostrando su nueva máscara...
Lo que yo diga, toda una pena.
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