El arte siempre transmite.
Por eso se le ha temido tanto.
Es la libertad de expresión en estado puro.
Aún por encargo está la huella, el estilo, esa marca de lápiz, cincel y demás, ese trazo propio de su creador al que la historia le llama artista, que trasmite su visión del mundo, de un estado de ánimo, de una leyenda, de un mito... Siempre se ha hablado de los mensajes ocultos expresados a través del arte, de sus códigos, de sus iconos... así lo han estudiado (y estudian) grandes teóricos y no escapo de sus verdades... Aún ocultos son mensajes, y alguien (y álguienes) los supo leer, y los descodificó y escribió sobre ellos ... y abrió los ojos al mundo. Un mundo ciego, analfabeto y crédulo a lo que dictaban los poderes. Pero la historia siempre tuvo un aliado: el arte. El otro narrador que desde sus orígenes, desde las escenas de caza de nuestros más remotos antepasados, cuenta su versión, aún más tarde manipulada pero que aún así fue capaz de despertar el ojo de la curiosidad, de la necesidad de saber, del intelecto. Por eso se le ha temido tanto. Porque en todo despertar de conciencias el arte ha hecho su papel... ha contado historias, ha trasmitido mensajes... ha sido el precursor de la comunicación... porque antes de la letra escrita, estaba el trazo, el gesto, las lineas confusas escritas sobre la piedra, estaba el dibujo y su autor anónimo.
3 comentarios:
Estupendo. Nos volveremos a comunicar.
Me ha gustado leer tu reflexión, tal vez porque me he identificado con ella. Dicen que nos gusta aquello que se nos parece; no sé si es cierto, al menos en mi caso. Pero sí, es una acertada entrada, Artemisa.
Un beso.
Gracias Dédalus, y bienvanido a este blog... Ya veo que nos une el arte... lo que nos cuenta y lo que queremos expresar a través de él.
Besos
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