Artemisa busca en su historia y la cuenta... momentos difusos que se esclarecen con el paso del tiempo y, por fin, cobran sentido.
jueves, 30 de octubre de 2008
MELANCOLÍA
La Melancolía viene vestida de muchas maneras, pero nadie la expresó, la creó y le dió sentido como Durero. Gran maestro en la destreza del dibujo, gran contador de historias a través de sus obras; gran "expresador" de sus ideas. Gran estratega. Supo dar pistas para que esos mensajes tan ocultos, tan intrigantes, tan secretos fueran encontrados y leídos por mentes inquietas que buscaban respuestas a través de la simbología universal, de la iconografía e iconología, del arte y de la historia. Meros objetos situados en zonas bien estudiadas de la obra, objetos "sin sentido" aparentmente pero con una gran carga significativa y metafórica esperando a ser leídos e interpretados y así ser rescatados de su silencio (otra vez aparente) porque una vez desvelados, hablaban a gritos, ya eran un grito en la pared, antes de que existieran los carteles. Esta obra hizo despertar un mundo ante mí... y ver el arte y su estudio desde la otra cara del espejo: su teoría, esa que analiza, define, descubre y da sentido a lo plasmado sobre cualquier soporte y a lo que el ojo es capaz de ver... esa que nos ayuda a pensar, a relacionar, a documentarnos para desvelar incógnitas y nos enriquece y nos despierta la curiosidad, la madre del conocimiento. Con el análisis de la Melancolía I que desenglosa Panofsky en una de sus mejores obras - a mi criterio-, aprendí mucho más de lo estudiado... fue una época melancólica para mí, en un mundo por descubrir, en conocimientos por despertar, en vivencias por vivir... y en obras aún por crear. Dejando atrás mi propia belle époque de post adolescente...- otro despertar-, añorando a personas con quiénes ya no podía contar, y entrando en un universo que tenía - y con el tiempo lo fuí entendiendo - que descubrir sola... emprendí el viaje... y en él estaba la melancolía, inducida por Durero y relatada por Panofsky... La melancolía... suena bien, melancolía... suave que despierta su sentido... melancolía ... estado que oculta otros estados, respaldada por unos conocimientos ocultos, por símbolos propios que sólo nosotros sabemos interpretar cuando la sentimos, cuando la notamos cerca, porque la conocemos... le damos la mano y nos hacemos amigos. La melancolía con Durero, siempre me resulta amable ... me recuerda donde estuve... y ahora, donde estoy. Y me gusta.
miércoles, 29 de octubre de 2008
EL ARTE Y EL MENSAJE
El arte siempre transmite.
Por eso se le ha temido tanto.
Es la libertad de expresión en estado puro.
Aún por encargo está la huella, el estilo, esa marca de lápiz, cincel y demás, ese trazo propio de su creador al que la historia le llama artista, que trasmite su visión del mundo, de un estado de ánimo, de una leyenda, de un mito... Siempre se ha hablado de los mensajes ocultos expresados a través del arte, de sus códigos, de sus iconos... así lo han estudiado (y estudian) grandes teóricos y no escapo de sus verdades... Aún ocultos son mensajes, y alguien (y álguienes) los supo leer, y los descodificó y escribió sobre ellos ... y abrió los ojos al mundo. Un mundo ciego, analfabeto y crédulo a lo que dictaban los poderes. Pero la historia siempre tuvo un aliado: el arte. El otro narrador que desde sus orígenes, desde las escenas de caza de nuestros más remotos antepasados, cuenta su versión, aún más tarde manipulada pero que aún así fue capaz de despertar el ojo de la curiosidad, de la necesidad de saber, del intelecto. Por eso se le ha temido tanto. Porque en todo despertar de conciencias el arte ha hecho su papel... ha contado historias, ha trasmitido mensajes... ha sido el precursor de la comunicación... porque antes de la letra escrita, estaba el trazo, el gesto, las lineas confusas escritas sobre la piedra, estaba el dibujo y su autor anónimo.
Por eso se le ha temido tanto.
Es la libertad de expresión en estado puro.
Aún por encargo está la huella, el estilo, esa marca de lápiz, cincel y demás, ese trazo propio de su creador al que la historia le llama artista, que trasmite su visión del mundo, de un estado de ánimo, de una leyenda, de un mito... Siempre se ha hablado de los mensajes ocultos expresados a través del arte, de sus códigos, de sus iconos... así lo han estudiado (y estudian) grandes teóricos y no escapo de sus verdades... Aún ocultos son mensajes, y alguien (y álguienes) los supo leer, y los descodificó y escribió sobre ellos ... y abrió los ojos al mundo. Un mundo ciego, analfabeto y crédulo a lo que dictaban los poderes. Pero la historia siempre tuvo un aliado: el arte. El otro narrador que desde sus orígenes, desde las escenas de caza de nuestros más remotos antepasados, cuenta su versión, aún más tarde manipulada pero que aún así fue capaz de despertar el ojo de la curiosidad, de la necesidad de saber, del intelecto. Por eso se le ha temido tanto. Porque en todo despertar de conciencias el arte ha hecho su papel... ha contado historias, ha trasmitido mensajes... ha sido el precursor de la comunicación... porque antes de la letra escrita, estaba el trazo, el gesto, las lineas confusas escritas sobre la piedra, estaba el dibujo y su autor anónimo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)